¿Quién no tiene TUENTI?

Existe todo un fenómeno sociológico entre los usuarios más jóvenes de la red, aquellos que han nacido en la era de Internet y que Enrique Dans llama «nativos digitales». Existe una red social llamada Tuenti, creada y desarrollada en España, donde cientos de miles de adolescentes (y no tan adolescentes) comparten lo cotidiano de sus vidas con amigos y conocidos. «Es una herramienta que facilita la transmisión de información entre gente que se conoce», aseguran los creadores del monstruo en su blog, y los números avalan su éxito. A los que ya controlen algo en Internet, la cifra de dos mil seiscientos millones de páginas vistas al mes les dará una idea del volumen de actividad que se desarrolla en el interior de esta red social. Si les digo que acceder a la misma sólo es posible si alguien que ya participa te envía una invitación, comprenderán que el recorrido que le queda a Tuenti y sus posibilidades de crecimiento producen escalofríos. Esta forma de captar nuevos usuarios, que puede parecer extraña para una red que quiera ocupar un sitio privilegiado en el mercado, ha funcionado en toda su plenitud en este caso, atrayendo a jóvenes que ya contaban con amigos dentro de Tuenti, lo que fomentaba su participación desde el primer momento. Unos 8.500 nuevos tuiteros se registran a diario, cientos de palentinos y palentinas se encuentran activos en la comunidad, y la mayoría tiene un perfil de edad que no sobrepasa la veintena. La red social por excelencia, Facebook, comienza a ver en Tuenti un peligroso enemigo que ya le ha comido terreno entre los más jóvenes y cuyo crecimiento en nuevas funciones amenaza con atraer a usuarios con edades más avanzadas. La operadoras de telefonía Orange y Vodafone han lanzado sendas versiones para acceder a Tuenti desde el móvil, conscientes de la importancia que tiene ofrecer el servicio como un valor añadido a sus clientes. Ya no será necesario permanecer delante del ordenador para estar conectado. «Queremos ser la extensión en Internet de tu vida real», dicen, para atraer a una sociedad en la que la delgada línea que separa lo digital de lo real es cada vez más insignificante. En ese contexto, una herramienta que nos facilite la comunicación e interacción con nuestros semejantes de la forma que lo hace Tuenti, corre el honorable riesgo de convertirse en imprescindible.